¿Qué es la promiscuidad sexual?

Podemos definir la promiscuidad como el acto de tener varias parejas sexuales, bien en el matrimonio o fuera de este. La etimología de la palabra tiene raíces latinas y se compone de «pro» que significa: a favor de, y «miscuus» que significa: mezcla, por lo tanto sería algo así como, la persona que está a favor de la mezcla.
La promiscuidad sexual
Podemos definir la promiscuidad como el acto de tener varias parejas sexuales, bien en el matrimonio o fuera de este. La etimología de la palabra tiene raíces latinas y se compone de «pro» que significa: a favor de, y «miscuus» que significa: mezcla, por lo tanto sería algo así como, la persona que está a favor de la mezcla.
En general para la sociedad, es contrario a lo que significa la castidad y la pureza, pero en los últimos tiempos ha sido influenciado por algunos movimientos sociales y por determinadas corrientes psicológicas.
Cuando hablamos de promiscuidad, lo estamos haciendo de una conducta de alto riesgo (desde un punto de vista biológico), pues quienes se mueven en este ámbito, son potencialmente candidatos con mayores probabilidades para enfermedades de transmisión sexual.
Desde la perspectiva de la psicología, son diversas las corrientes que no la apoyan y ven en ello un acto impulsivo, de inmadurez y la imposibilidad de manejar los deseos por una debilidad de la voluntad.
Desde tiempos muy remotos, la promiscuidad ha existido en nuestras vidas. Son celebres algunos de los máximos representantes de este tipo de prácticas sexuales, como Tiberio o Calígula. Uno de los lugares preferidos en aquella época para desatar la lujuria contenida fueron los baños.
A lo largo de la historia la promiscuidad, ha sido entendida como un objeto de reproducción, mantenimiento o crecimiento de la población.
Actualmente, sigue siendo vista (culturalmente) como un acto erróneo que debería de indignar a la persona que lo comete. Este fenómeno últimamente ha aumentado en la población joven, siendo esto más acentuado en las sociedades del primer mundo, en cambio teniendo mayor repercusión sobre la salud de las personas en las sociedades del tercer mundo.
Estamos hablando de una tendencia en expansión, son muchas las personas que la practican o desean practicarla, esto aumenta notablemente los riesgos de contagio con enfermedades sexuales, y embarazos no deseados.
La promiscuidad, es consecuencia de un intenso deseo, el cual generalmente puede ser controlado, pero en cambio para algunas personas es algo más difícil y prefieren dar rienda suelta a los impulsos, emociones y hormonas.
Es importante mencionar la parte fisiológica o sea, las hormonas, que son responsables en gran medida de esta conducta y que pueden ser controladas por la persona. Desde la psicología, se considera involucrada la voluntad, pues esta es la verdadera controladora del impulso y quienes tienen este comportamiento, (por lo general) tienden a poseer una voluntad débil en lo que se refiere a diversas circunstancias de sus vidas.
Podemos decir que las personas promiscuas, utilizan más el instinto que el raciocinio, pues permiten que sus impulsos los dominen, haciéndolos susceptibles para enfermedades.
Obviamente la iglesia también tiene una opinión al respecto, y considera la promiscuidad como un acto atroz, que va en contra de las leyes divinas, y además es antinatural. Lo denomina como pecaminoso, y ofensivo a la moral.
Son muchas las opiniones que señalan la promiscuidad, como una práctica que satisface solamente el deseo, en cambio deja un vació sentimental pues se carece de la ternura y el amor que entregan al tener este tipo de relaciones con la persona realmente amada. Algo que también ha aumentado el índice de promiscuidad bastante son los anticonceptivos.
La promiscuidad es una acción instintiva, esta nos motiva a la conducta sexual que se encuentra determinada por una serie de factores tanto biológicos, como psicológicos y sociales. Este impulso empieza a gestarse en nuestro cerebro a través de estímulos que genera la propia persona, como podrían ser una fantasía, o también a nivel externo, como podría ser el hecho de observar a otro sujeto que nos parezca atractivo, bien sea de nuestro mismo sexo o no.
El cerebro se empieza a liberar una serie de sustancias químicas (a partir de este impulso) desencadenando el deseo por mantener relaciones íntimas, hasta llevarlo a cabo en lo que antes se ha denominado impulso sexual.
La base esencial de esta conducta instintiva está conformada por estas hormonas, eso se transforma en una vasodilatación por la zona de las pelvis que acaba provocando la erección en el hombre y en el caso de la mujer la lubricación. En todo este proceso desempeñan un papel esencial, el sistema endocrino con la formación de hormonas y el SNC o sistema nervioso central, (en concreto el cerebro y el hipotálamo).
¿Son más promiscuos los hombres?
Según estudios realizados el impulso sexual se encuentra estrechamente vinculado con los niveles de testosterona, y estos están entre siete y ochos veces más presentes en los hombres que en las mujeres.
A los seres humanos nos diferencia (entre otros aspectos) del resto de mamíferos que hay en el planeta, el que podemos mostrarnos fieles o promiscuos. Es evidente que la cifra de promiscuidad varia según el sujeto al que se haga referencia, pero por regla general, el porcentaje de promiscuidad es más alto entre los hombres que entre las mujeres.
Además los hombres son considerados triunfadores si son promiscuos en un porcentaje muy elevado de las diversas sociedades.
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